Otro día caminaban y el muchacho le manifestó a Li
Wonk un problema que tenía a menudo cuando se disponía a meditar...
-Es
increíble-dijo-, tal vez no me creerás; pero cuando quiero meditar multitud de
ruidos se manifiestan y me molestan mucho, no puedo concentrarme...los perros
ladran, los vecinos ponen música en la radio, los niños gritan, las personas
pasan hablando fuerte cerca de mi ventana...
Li Wonk rio y dijo:
-¿En verdad
crees que eso sucede solo cuando te dispones a meditar? En realidad pasa todo
el tiempo, solo que tienes tanto bullicio en tu mente que no lo percibes...al
aquietarte, todo eso entonces se escucha porque antes tu mente superaba ese
volumen de ruido exterior… Y aquí tu problema es que te concentras en las
distracciones y no en lo que deberías concentrarte; pero no te preocupes, hay
una solución…
Estaban cerca de la plaza principal del pueblo, y
Li Wonk dijo:
-Vamos a meditar a ese banco... Se sentaron, y Li
Wonk continuó:
-Observa, hay muchos estímulos visuales...Trata de
fijar la vista suavemente en un punto o bien cerrar los ojos...Se quedaron unos
momentos en quietud...
Li Wonk prosiguió:
-Hay diferentes sonidos...escucha a ese perro...es
parte de la totalidad...incorpóralo a tu meditación…Es un fragmento de
existencia jugando en tu conciencia...déjalo jugar...
Escucha esas voces, esas risas, esos
gritos...incorpora todo a la meditación...son fragmentos de existencia jugando
en tu conciencia, déjalos jugar...
Así, deja que TODO forme parte de tu meditación...
De esta forma, cuando no queda nada sin excluir, no
hay tensión…Sin tensión, la profundidad de la meditación será inevitable…
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