India cap. 1 Retrospectiva



¿Cuando comenzó en verdad el viaje a India?
Hay que remontarse a los orígenes del anhelo; como remontando un río hasta sus nacientes...

Cuando era niño, era un poco raro. Hablaba muy poco. Era muy tímido. Recuerdo un kiosquero al que iba a comprar. Yo tenia pelito largo con flequillo. Siempre me saludaba con un "Hola nena", creyendo que yo era una niña; y yo era tan tímido que nunca me anime a decirle que en realidad era varón. Supongo que por comportamientos extraños como ese me llevaron al psicólogo.

Luego vino la música (muchos años como oyente) que abrió el camino para la expresión. Me gustaban mucho Los Beatles; y me parecía extraña pero familiar la música que introducía George Harrison con Ravi Shankar. No imaginaba en ese momento que en la tapa del disco " Sgt Pepper" estaba la foto de mi Guru y los Maestros de su linaje.

Me costaba mucho acercarme a las chicas, por mi timidez; y ya en la escuela secundaria estaba en el grupo de los semi-nerds, con quien seria mi gran amigo Sergio Churilov (luego Alan Nash).
La música de Spinetta también convocaba un sutil viaje espiritual. Las concretas travesías de mochileros por el sur argentino nos dieron hermosas experiencias. No recuerdo exactamente el momento; pero Sergio trajo el libro de Yoga de Theos Bernard. Comenzamos a investigar, una puerta de verdadera curiosidad espiritual había sido abierta. En mi caso jamás se cerró (aunque confieso que lo intenté).
Luego trajo "Autobiografía de un Yogui" de Paramahansa Yogananda. Ya no había vuelta atrás. En las clases de Biología del ultimo año de secundaria leía y absorbía vorazmente el libro. Por supuesto, me llevé la materia. (La rendí diez años después, en la misma aula, en la misma mesa, para entrar a la tecnicatura de Yoga de la universidad del Salvador). Aprendimos meditación  concurrimos a varias reuniones, satsangs (charlas inspiradoras) y talleres de diferentes escuelas espirituales; Brahma Kumaris, la escuela del Gurú Maharashi, escuelas de filosofía Cristianas...



Germán, Charly y Alan Nash (en ese entonces Sergio Churilov). Viajando por el sur...(1981)


Pero en un momento, el ego y la inseguridad me atraparon, y me refugié en la música para tratar de "ser", de obtener "reconocimiento", "fama", etc. Por suerte me fue mal. Caminé por pasillos oscuros. Trabajaba de músico en un cabaret, bebía, fumaba, inhalaba.
Me alejé de mi Ser. Nos distanciamos con Sergio.



Alejado del Ser, queriendo "ser". (1988)

La vida seguía, me casé; en ese entonces teníamos dos hijos.
Mi esposa me regala para mi cumpleaños número 27 la "Autobiografía de un Yogui" (luego de diez años sin leerla). Solo podía llegar a los primeros capítulos, luego quebraba y no podía leer más. Mi vida se había alejado mucho de mi centro. Aún así, a fin de año tomé el libro y antes de salir a cenar y festejar con amigos dije a mi esposa "Voy a leer algo de la autobiografía para empezar el año". Tomé el libro y abrí una página al "azar". Decía: "Pronto morirás". Quedé tieso, mirando al libro. Era un mensaje directo. Mi esposa me dijo: "vamos, lee lo que encontraste ". Dije : "Si, luego lo leeré, ahora vamos que se hace tarde".




Ese exacto día recomencé con la meditación. Dejé de tocar música vacía con amigos, soñando con burbujas de colores que no llegaban. No tome más, no fume más. Una profunda angustia me oprimía el pecho y era no poder ver a mis hijos crecer. Eran muy pequeños. Hablé con mi esposa y le avisé que cualquier día podría ser el último día. Que si me iba recomience su vida con otra persona. Rogué mucho por poder permanecer, sobre todo por los niños...

Algo pasó. Comencé a buscar  con mayor seriedad la disciplina práctica y filosófica del Yoga, y la meditación de la mano de P. Yogananda y sus lecciones escritas, un legado de sabiduría que dejó para los verdaderos buscadores-encontradores espirituales.

Sergio se había mudado a USA, había mutado su nombre por el de Alan Nash, y le iba bien económicamente. En algún momento y por carta (aún no había internet) me dijo que si viajábamos a India el me podía ayudar con la mitad del pasaje. Mi situación económica era delicada en ese momento y esa mitad no me era accesible. Ese viaje era soñado por los dos.
Finalmente, el destino, el karma, o como uno quiera llamarlo; no quiso en esta oportunidad que el viaje sea con Sergio. Fue mi hija Julieta la que me acompañó e hizo el viaje soñado.





Germán y Julieta, Goa (India), 2017

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